Primero

 Teoría de supercuerdas - Wikipedia, la enciclopedia libre

Cada vez que tengo kilombos mentales recurro a psiquiatras y psicólogos. 


Últimamente lacanianos, el primero fue en España, en Madrid, después vino otro, otro después (el mejor), y el ultimo, un imberbe doctor en literatura y amante de Borges. 

Ahora estoy sin terapias encima, mi ultimo intento, hace una semana, fue un psiquiatra, Guzzo, ya habia ido otras veces, dos, y varias citas fallidas, en los dos casos me dio, hace varios años, un antidepresivo y un mes de licencia en mi trabajo, y no use ninguna de las dos cosas y hace una semana volví, por whatsapp y me receto un antidepresivo. Lo googlee en Internet y entendí que me volvia impotente, que perdia todo deseo sexual y entonces pense que chau pornhub y entonces le llame y le dije que necesitaba algo que no detuviera mi afiebrada masturbacion cada dos dias. Me dijo que podia ser el bupropion pero que yo le habia dicho que no iba que me alteraba y entonces que no habia otra cosa.

Me ofreció psicoterapia y entonces le dije que lo iba a pensar y lo estoy pensando, me dijo algo de que hacia psicoanálisis no lacan me aclaro. Y entonces segui pensando que hacer con mi detencion mental mi no poder hacer nada, estar frenado de todo, inmóvil que no se si es depresion.

Pensé ayer en algún cognitivo y encontré uno en Internet y googlié su nombre pero cero doc cero paper y lo miraba y me acordé cuando mi madre me habia dicho vos penosas que Martina puede ser tu psicóloga, mejor dicho se refirió a que era muy jovencita para atenderme, porque en el medio del almuerzo dominical de un hijo de 67 y una madre solitaria, viuda de 92 mientras me preparaba una comida especial, con sus manos de artrosis, sus rodillas inflamadas por la artrosis, cuando me acababa de contar que se había caído, pero que no le dijera a mi hermana, cuando me contaba todo eso le decía que estaba sin psicólogo, porque en Argentina estar sin un psicólogo es como navegar sin piloto automático. 


Entonces en ese contexto me dijo lo de Martina.


Me da vuelta por la cabeza Gurdjieff, entrar en un grupo gurdiebo pero tampoco me decido, estoy entre las cuerdas, y me puse a leer sobre las cuerdas, y tal vez estemos entre las cuerdas.

Desde los trece años, cuando fui a valverde llevado por mi padre, en el verano que iba de primer año del liceo militar al segundo año, ese verano hice la épica de aprobar ocho materias que me había llevado a diciembre, las aprobé todas y no se si ese desastroso rendimiento llevo a mi padre a que me llevara a un psiquiatra, a valverde que había sido liceista o que tal vez Ricardo, mi hermano mayor liceísta se lo habia sugerido. No se.

Y estaba allí en su estrecho consultorio de la calle Garibaldi, me pidió que hiciera garabatos, en alguna sesión, no se a cuantas fui, tengo un lejano recuerdo que asistía los sábados a la mañana cuando salia del liceo, una vez me dijo que mi padre parecía un obrero pero también un militar, las dos cosas me dijo y yo no se que le conteste, tampoco se que problemas le contaba y tampoco recuerdo que me aconsejaba hacer.

Yo mientras tanto llevaba un diario que un dia los compañeros me robaron, también recuerdo lo mal que lo pase en primer año y que lloraba todas las noches y que todo era bullyng los compañeros, los cadetes de cursos superiores, los milicos, todos me perseguían.

Tal vez por eso fui a valverde, no se, se que lloraba mucho y le decia a mi madre que me sacaran de ese infierno, pero despues adopté el infierno.

Pero no quiero hablar del después.

Hoy miércoles doce de agosto, no se que hacer mientras esa detención interior parece dilatarse, desplegarse en el día como los relojes dalinianos. 

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